Cómo los espejos infinitos de Yayoi Kusama llevaron al arte pop a la nueva era

La tan anunciada y muy publicitada exhibición retrospectiva de Yayoi Kusama, que se inaugura el sábado en la Galería de Arte de Ontario, es conocida por sus llamados espejos infinitos, pequeños espejos interiores donde el espectador tiene 20 segundos para experimentar varias permutaciones del espacio infinito antes de abrir paso a la siguiente persona en la fila.

Sin embargo, la exposición de Toronto también presenta una amplia gama de otras obras de la artista japonesa que datan de la década de 1950, pinturas, dibujos y esculturas que pueden contemplarse durante el tiempo que se desee.

Para la joven Kusama, la mujer era un vacío que llenar, tal vez con los muchos tubérculos disecados y falos que la artista también creó a lo largo de los años cuando ella luchaba por superar su miedo al sexo. Hoy, Kusama, quien cumple 89 años este mes, usualmente es fotografiada usando una extravagante peluca rosa.

Kusama nos invita a perder nuestras personalidades en un acto de maravilla colectiva, pero ella emerge como una persona astuta, un embaucador capaz de empujar el arte pop hacia el nuevo milenio.

Por desgracia, otra paradoja de su carrera es que este éxito fuera de control limita la experiencia del espectador. Grupos de hasta tres visitantes reciben 20 segundos dentro de una habitación antes de que un asistente toque la puerta y sea el turno del siguiente grupo. ¿Realmente puedes experimentar instalaciones inmersivas que parecen requerir una contemplación silenciosa en tan cortos períodos?

Lo que quizás sea más perjudicial para la experiencia y para comprender la obra de Kusama es la realidad de que muchos visitantes tendrán que esperar hasta 20 minutos para obtener sus 20 segundos.

En 1976, Kusama se burlaba abiertamente del formato tradicional de la pintura mientras montaba una gran cantidad de embutidos de plata en un rectángulo para colgar en una pared. Elípticamente, esta exposición solo nos dice que Kusama, que había descubierto que las pinturas de Infinity Net eran un antídoto meditativo para la depresión, luchaba aquí para vencer su miedo al sexo y al falo. En su autobiografía, describe un trauma de la infancia: cuando era niña, su madre dictatorial insistía en espiar a su padre mujeriego.

¿Cuándo seremos capaces de disfrutar de la obra de Kusama en España? ¡Esperamos que sea pronto!